Cada uno tiene sus dramas, incluso yo.
Dramas amorosos... (Ese dichoso mal de amores que algunos desearíamos erradicar)
dramas en los estudios.... (Malditas notas)
los dramas familiares....
(Bueno, no diré "Dichosa familia"
Por que no me llevo especialmente mal con la mayoría)
Pero hoy me voy a central en los amados, nunca mejor dicho, dramas amorosos de lo que parece ser una adolescente.
Pero bien, detesto que tenga que gustarme alguien, es una sensación que odio. Que no digo que me guste demasiado, pero es lo suficiente para que me ría de manera estúpida cuando habla conmigo y que sonría cuando me mira.
A pesar de eso, no tengáis pena por vuestra pobre sombra, estoy bien como estoy, como todos los males, esto debe pasarse pronto, o si es a largo plazo, me da igual, con que se pase me doy por satisfecha. Jamás he deseado que me gustase alguien, aunque parece un requisito mínimo para vivir, ¿O acaso os han creído a la primera cuando habéis dicho que no os gustaba nadie? No, ¿Estoy en lo cierto?
Y sí, ahora mismo estoy viendo a la causa de mis problemas, pero no mentalmente ni ninguna chorrada de estas, y lo estoy maldiciendo en silencio y arrepintiéndome de maldecir, algo curioso viniendo de mi persona.
Es vergonzoso confesar esto, no soy la persona más sentimental del mundo ni propensa a relaciones amorosas. Es decir, nunca he deseado tener pareja más allá de la imaginación de casarme con Drácula o con El Fantasma de la Ópera, (Y aún no desisto en ese deseo *Risas*)
Lo peor es que, lo que normalmente más me ayuda me destruye. Tantas chicas que pueden estar detrás de el malvado causante de mis males... Y estoy yo detrás. Aunque no hubiese querido pareja, los cuentos nos enseñan que la buena se lleva al chico. Y la "mala", (Que no soy tan mala, eh) se queda con nada.
Es por eso por los que, quiera o no, debo ignorar la más mínima idea de estar en una relación.
Hoy quiero hacer algo especial, daros una pregunta para que me contestéis...
¿Cómo curáis vosotros el
temido mal de
amores?
P.D: Hoy serán dos entradas: Una esta, y la otra, una breve reseña de El Violín de Auschwitz.
Hasta Pronto
La Sombra